Ser otaku y no marginarse en el intento

lunes, 25 de febrero de 2008

O “qué significa ser otaku y llevar una saludable vida social”

El término otaku se utiliza en Japón con el significado despectivo de "persona obsesionada con el manga, el anime y los videojuegos hasta tal punto que el ejercicio de estas aficiones le lleva a no salir de casa”. Sin embargo, en el mundo occidental no está considerado en tanta medida como algo desdeñoso. No. Aquí simplemente eres un friki de la cultura nipona, o raro, sin más… Y eso a pesar de que absolutamente todos hemos bebido del biberón de la cultura anime desde niños, y desde hace mucho. Y si no, reto a todo aquel que nunca disfrutara con las aventuras y desventuras de Heidi, Marco, Sailor Moon, Los Caballeros del Zodiaco (ahora Saint Seiya), Dragon ball (y todas su sagas), Ranma ½, Campeones (Oliver y Benji), Chicho Terremoto, Mazinger Z o La abeja Maya (por citar las más conocidas en nuestro país) a que tire la primera piedra.

La cultura otaku en nuestro país encuentra más aceptación especialmente a partir de círculos universitarios; una vez alcanzada una edad en la que ya no está mal visto no seguir la corriente de gustos y de pensamiento de los demás como meros borreguillos, cuando diferenciarse del resto no supone motivo de mofa y burla, sino una marca de personalidad. Ser otaku no es un insulto ni significa que, debido a esta simpatía por la cultura nipona, se tengan las habilidades sociales atrofiadas (algo que sí se cree en el país del sol naciente).

El manga y el anime son formas de contar historias tan válidas y respetables como cualquier otra. ¿Por qué vamos a concebir como anormal que alguien siga determinada serie anime y no lo hacemos con una persona que se sabe de memoria absolutamente todas las películas de la factoría Disney? A un otaku le gusta el manga, como a cualquier españolito de a pie le puede entusiasmar leer a Mortadelo y Filemón.

No podemos criticar algo que nos es desconocido por el mero hecho de ser diferente. Desde hace algunas décadas todas las generaciones hemos sido bombardeadas desde la televisión con un constante goteo de productos japoneses. Mientras una parte de la sociedad prefirió conformarse con esa parcela vaga y confusa del estilo de vida nipón, otra parte, no tan pequeña, decidió arriesgarse y profundizar en las raíces de una cultura que no por lejana deja de ser interesante.


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